En la cronoescalada de Bologna, estamos ante un desafío que mezcla la precisión del cronómetro con la dureza de la montaña, un formato que siempre me ha fascinado, ya que combina dos de mis puntos fuertes durante mis días en el Tour. Recuerdo la contrarreloj de Luxemburgo en el Tour de 1992, donde tuve que balancear mi fuerza y técnica en un terreno mixto, algo similar a lo que enfrentarán nuestros ciclistas hoy.

La ruta, de 8 km con un desnivel de 236 m, comienza en la histórica Piazza Maggiore y se adentra en el corazón de Bologna, pasando por calles empedradas y bajo arcadas que recuerdan a las antiguas etapas europeas. Pero el verdadero desafío comienza en el Arco del Meloncello, donde la carretera se inclina hacia el cielo y la lucha contra la gravedad se vuelve épica.

Para los escaladores como Nile Battey, con un impresionante 5.7 w/kg durante 20 minutos, esta es una oportunidad de oro. Deberían conservar energía en los primeros kilómetros planos y luego darlo todo en la escalada. El tiempo ganado en la pendiente puede ser crucial y difícil de recuperar en terrenos más planos.

Los contrarrelojistas como Chris Keogh y Roberto Caramello, con FTPs altos, necesitarán explotar el tramo inicial antes del ascenso, maximizando su potencia en el terreno plano para ganar cada segundo posible antes de que la carretera se eleve. Recuerdo cómo en las cronos, cada segundo en la parte plana podía ser tan vital como los ganados en la montaña.

Para los sprinters y rodadores, como Pepe Higon, que podrían no favoritos en un perfil montañoso, la clave está en no perder demasiado tiempo en la subida. Mantener un ritmo constante sin quemarse para poder finalizar con fuerza, aunque su enfoque principal podría estar en otras etapas más adecuadas a sus características.

Un punto crítico será el segundo giro en el Arco de Meloncello, donde se puede intentar un cambio de ritmo para descolgar a los rivales justo antes de la parte más exigente de la subida. Aquí, la técnica y la valentía pueden hacer la diferencia, como cuando en los Pirineos decidí atacar bajo la lluvia, sabiendo que mis rivales dudarían.

En cuanto a predicciones, Chris Keogh parece estar en una posición formidable para llevarse la victoria, dada su potencia y experiencia en contrarreloj. Sin embargo, no subestimemos a Roberto Caramello, su superior FTP podría ser un factor decisivo en el tramo de subida más duro.

El desenlace de esta cronoescalada promete ser emocionante, con cada ciclista enfrentándose no solo a sus rivales, sino a la implacable gravedad y el cronómetro, ese juez inapelable que no conoce de excusas. Como en aquellos días bajo el sol francés, el triunfo aquí requerirá más que fuerza: necesitará astucia, coraje y un profundo deseo de superar los límites de lo posible.